La primera vez que cantó fue en el ``Coro de Módena", junto con su padre, un amante ferviente de la ópera y un prometedor
tenor amateur. Cuando el coro obtuvo el primer premio en un concurso internacional, el joven ya estaba comprometido con la música.Su debut, en el que actuó como Rodolfo en la ``Bohéme", tuvo lugar el 29
de abril de 1961 en el teatro de Reggio Emilia. El éxito conseguido dio lugar a contratos en toda Italia y en el mundo donde conquistó al publico de Amsterdam, Viena, Zurich y Londres. Su primera
presentación en los estados Unidos llegó en 1965, en una producción de ``Lucia di lammermoor", con joan Sutherland. esta obra marcó el inicio de lo que sería la historia conjunta de ambos. Los debuts en ``La
Bohéme" en La Scala, San Francisco y Nueva York, ganaron el corazón de admiradores de todo el mundo.
No obstante, fue en 1972 cuando nació el fenómeno Pavarotti, en una producción de ``La fille du
régiment" en el Metropolitan Opera de Nueva York. Después del aria de Pavarotti, que cantó sin esfuerzo alguno a pesar de contener nueve ``Do" altos, la audiencia explotó en una entusiasta ovación y la
reputación del joven tenor creció, comenzó a tomar los roles de Mauricio, Ernani, Radamés, Calaf, y, en 1992, Otello, el rol más importante y difícil en la carrera de una cantante lírico.
En lo que se
refiere a su educación musical, Pavarotti estudió para aprender sin llegar a tocar un instrumento. ``Creo que soy un músico de instinto y no de teoría, poseo una musicalidad instintiva, más no soy un
verdadero músico que reflexiona largamente sobre el por qué de que una nota siga la otra". El tenor sabe silbar muy bien, acostumbra a silbar sus cantos y casi siempre con una tonalidad justa".
Pavarotti
tiene como hábito dormir todo lo que puede. Come de manera ligera, pero de manera muy nutritiva, ejercita la voz tres o cuatro veces al día, pero también intenta escuchar un poco de música, leer un libro o
pintar, siempre trata de distraerse 3 ó 4 horas al día.
El maestro Pavarotti aparece en los más grandes escenarios de ópera y conciertos internacionales junto con los directores de orquesta más destacados
del mundo. Sus grabaciones, que entodos los casos alcanzan récords de ventas, incluyen colecciones de arias y recitales, un concierto en vivo en el Carnegie Hall, así como antologías de canciones napolitanas
e italianas en general.
Sus frecuentes presentaciones en televisión, tanto actuando como participando en documentales y programas de entrevistas, contribuyen también a incrementar su fama como primera
figurea de la música. Su actuación encarnando Rodolfo conmovió al público de estados Unidos en la histórica transmisión televisiva ``En Vivo desde el met", en marzo de 1977, que convocó a una de las mayores
audiencias en la historia de las óperas televisadas. Desde ese mismo escenario, junto a Plácido Domingo festejó los 25 años artísticos de ambos, con una actuación en la noche de estreno de gala en otoño de
1993.
Uno de los proyectos más populares, pero también controversiales, ha sido sus colaboraciones con Sting y Brian Adams y se discute uno con Bono del grupo U2. ``Soy un explorador", dice. ``Trabajar con
estos maravillosos músicos pop fue una bella experiencia".
Está particularmente orgulloso de lo que él ve como su m'as grande contribución a la ópera, ayudar a convertirla en una forma de arte masiva para
que la iguale al cine y a la música pop. ``cuando comencé, el mundo de la ópera constituía el 2% de las alternativas de entretenimiento, hoy es mucho más, tanto como el 20%. Estoy muy orgulloso de la
contribución que he hecho, porque este es el mundo de la música".
Quizás ningún otro cantante de ópera en la historia, ha alcanzado tanta fama y reconocimiento como el tenor italiano Luciano Pavarotti. En
escena, grabaciones, televisión, películas o interpretando algún papel, ha capturado a millones de personas alrededor del mundo, llegando a más oyentes que cualquier otro cantante de ópera en la historia. Su
fama sin precedentes descansa no sólo sobre su extraordinaria personalidad, su voz es una de las glorias de nuestra era, exquisita y llena de cuerpo, con una resonancia impactante e inconfundible desde la
primera nota