El pasado martes 13, Ricky Martin hizo la única escala de su Tour Blanco & Negro en Venezuela. Desde tempranas horas los alrededores del Estadio Universitario se llenaron de fans. La entrada al concierto señalaba las 8:30 p.m. como hora de inicio. La espera fue de menos de media hora.
Lo acompañaron en el escenario 8 bailarines, más de 2 decenas de músicos. El sonido fue magistral, la iluminación perfecta. Fue un concierto sin fallas ni interrupciones. El mejor realizado en nuestro país en cuanto a producción se refiere. La calidad de Ricky como artista fue confirmada una vez más. Aquí presentamos un recorrido paso a paso por el show.
Agua y fuego A las 8:57 p.m. se apagaron las luces del estadio. A los 3 minutos en las tres pantallas gigantes, 2 tradicionales ubicadas a cada lado del escenario y 1 en el centro del escenario (dividida en dos partes y en forma de medio cilindro, aparecían imágenes de Ricky en posición fetal dentro del agua.
En medio de llamaradas, Ricky fue apareciendo ante el público. Saludó con una reverencia. Lo hizo vestido de camisa ceñida y pantalón color marrón, además lució collares.
Desde los primeros minutos las pasiones se desbordaban, fuertes gritos se escucharon de miles de féminas cuando una de las bailarines lo rozaba con su cuerpo al interpretar Pégate, el primero de los 21 temas que interpretó en 1 hora y 37 minutos de concierto.
Sin parar cantó Por arriba, por abajo y mostró las primeras de muchas y brillantes coreografías que presentó en la noche. Siguió con This is good. En esta interpretación estrenó una de las 2 plataformas que en forma de “V” se desplegaban del centro del escenario. El público estalló al ver que el piso se movía, con una banda rodante.
“Caracas enséñame el calor. Que se sienta el aire del Caribe”, fueron sus primeras palabras al público, después de 8 minutos de espectáculo. “¡La gente de atrás, qué es lo que está pasando!”.
Más tarde, del medio del escenario emergió una de las bailarinas con atuendo oriental, luego desde el mismo lugar y acompañado de 2 bailarines subía al escenario el boricua. Llegó el momento de la demostración de la Capoeira.
Era el turno de Jaleo, tocó un tambor y hasta se paró de cabeza. Aquí aparecía con una nueva vestimenta: franelilla negra sin mangas y pantalón deportivo negro con rayas blancas. La canción siguiente fue Qué mas da, aquí sus pasos lo hicieron parecer una serpiente. Sin interrupción alguna siguió con María, la primera parte en inglés y destacó que la cantó en un ritmo más lento.
Las baladas La oscuridad total en el escenario anunciaba un nuevo momento del show, en la pantalla central se podía leer: Las baladas. Los primeros acordes de Vuelve, escrita por Franco De Vita, hicieron subir la emoción. El aparecía rodeado de humo detrás de la estructura central, que asemejaba una jaula y a veces fungía de pantalla gigante.
Otra vez las luces se apagaron y se fue ubicando al extremo izquierdo del escenario. Allí, a los 25 minutos del show, volvió a hablarle al público, con quien se mostró muy cercano.
“Buenas noches, Caracas… Soy adicto a estas miradas tan bonitas de Venezuela. ¿Vamos a pasarla bien, sí o no? Esta noche nos olvidamos de todos los problemas… Yo estoy aquí para dejar mi alma en este escenario… que ustedes simplemente se olviden de todo y sean felices por esta hora y media… ¿Se puede ser feliz aquí en Caracas, sí o no?”, dijo y recibió una gran repuesta afirmativo al unísono.
Comentó que cantaría unas canciones “muy importantes” para él, del comienzo de su carrera como solista y que le “hacen mucho bien”. En este segmento del show, no sólo se mostró íntimo y sentimental sino también sincero y muy humano. “Y voy a dejar de hablar tanta mierda”.
Así cantó Gracias por pensar en mí. Luego, acompañado de piano y violoncello, Fuego contra fuego y cerró esta sección con Y todo quedó en nada. Las baladas las interpretó vestido de franela blanca cuello V y jean azul claro.
Ricky rockero Nuevamente la pantalla central acaparaba la atención. En ésta se mostraba al astro internacional desnudo. La animación computarizada le hacía aparecer tatuajes. Se podían leer frases como “Cambia de vida”, “Se dueño de ti” y “Conócete a ti mismo”. Sonaron las guitarras eléctricas. Era el momento del rock.
Otro cambio de ropa, ahora vestía todo de negro, con tirantes, corbata muy delgada de color blanco y lentes negros. Cantó Revolución, It's all Rigth, y Living la vida loca.
“Tengo fe, tengo fe”
“Caracas, ¿cómo la están pasando? Lo voy a preguntar una vez más, quiero que se oiga hasta Puerto Rico”. La respuesta fue ensordecedora. “Yo la estoy pasando muy bien”.
“Creo que la estoy pasando muy bien en general, en mi vida. Creo que es un momento muy mágico… porque me enfoco en las cosas que tengo más que en las que no tengo. Porque si me enfoco en las que no tengo me vuelvo loco… tengo salud, tengo una familia, tengo amigos… Tengo fe, tengo fe, tengo fe… más fe”, comentó en uno de los momentos más personales.
“Qué puedo hacer para cambiar el mundo… me rompo el coco pensando qué es lo que tengo que hacer pa´ cambiar el mundo y por mi madre que no se a dónde carajos empezar. No tengo ni puta idea”, expresó como lamento y agregó que cree que en Caracas muchos piensan como él.
“He optado por darme cuenta que con este pensamiento y con estas ganas de cambiar, ya comenzó. Allí está el cambio… Nosotros somos el cambio… somos la semilla del cambio. Tengo fe, tengo fe, tengo”, sentenció antes de interpretar la canción Somos la semilla.
Esta parte sentimental del espectáculo estuvo complementada con Asignatura pendiente, canción que escribió su “amigo” Ricardo Arjona y retrata su vida.
Sabor latino
Tal como lo prometió al anunciar su tour Blanco & Negro, Ricky puso mucho sabor latino a su show y para cerrar la fiesta interpretó y bailó Drop it on me, Lola, La Bomba y La Copa de la Vida.
Con el tema del Mundial de fútbol Francia 98 cerraba la fiesta. Agradeció a Caracas y le dio “muchas bendiciones”. Con el aplauso y el agradecimiento del público se fue al centro del escenario del cual desapareció saltando al vacío.
Tan solo un minuto más tarde la presencia de sus músicos delataron el regreso. Lo hizo con otro tema de Franco De Vita, Tal vez, en el que el público lo acompañó todo el tiempo. La última canción de la noche fue Tu recuerdo, escrita por su compatriota Tommy Torres y que en el disco Unplugged interpreta con La Mari, de Chambao.
Pero esta vez la parte de la española la hizo todo el público asistente, lo que generó una gran sonrisa en Martin, quien hizo una señal de agradecimiento con su dedo pulgar. “Maravilloso… No paren de sonreír nunca”, dijo al despedirse.
marzo de 2007
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