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Homenaje
de Amedeo Minghi
a Su Santidad
el Papa Juan Pablo II
1998
Un
hombre
venido de muy lejos
Un hombre
venido de un mundo lejano,
recuerdan sus ojos los campos de grano,
el viento
de Auschwitz en su corazón
mientras escribía poesías de amor,
amor que nace desde el almas de un hombre,
por todos los hombres.
Un hombre
venido de un mundo lejano,
llevaba el dolor y un libro en sus manos,
alquien disparó y yo aquel día he llorado,
mas todo el mundo se quedó a su lado,
la gente allí su corazón descubre
pues la verdad no muere.
Un hombre
que parte, vestido de blanco, por mil y un países mas
nunca cansado,
esconde en sus ojos un dolor profundo,
al ver los caminos errados del mundo,
la guerra y la gente que cambia su vida,
es la verdad perdida...
Va, dulce,
grande hombre, va
va, habla de la libertad,
va, donde guerra y hambre sin piedad
han matado hasta la dignidad,
va y recuerda a este corazón.
Que Caín
soy también yo.
Del Este
ha llegado el toque de corneta,
el mundo se para, algo pasa que cambia,
y el pueblo que grita: "Queremos a Dios,
la libertad es un regalo suyo".
Tu abre
los brazos, y animas los hijos
a ser todos hermanos.
Va, dulce,
grande hombre, va
va, habla de la libertad,
va, donde el hombre tiene por hermana
solo lepra y moscas en la cara
Va y recuerda a este corazón.
Que Caín
soy también yo.
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