Es importante someter al paciente a exámenes físicos y clínicos para actuar con prontitud ante la aparición de los síntomas propios de la patología
Un factor importante en el tratamiento de la hiperplasia prostática benigna, es saber cuándo los especialistas deben poner fin a la medicación. En ese sentido, el doctor argentino Osvaldo Mazza, profesor titular de urología de la Universidad de Buenos Aires, destacó que para finalizar una terapia hay que evaluar la efectividad de la misma en el control y la remisión de la enfermedad, además del alivio de los síntomas.
El doctor Mazza detalló que es muy importante evaluar el grado de regresión de la patología, específicamente en la disminución del volumen de la próstata. Igualmente, señaló que se debe evaluar los antecedentes de la persona y saber cuánto tiempo debe durar la medicación.
Asimismo, detalló que hombres que han recibido medicación durante cuatro años presentan una mejora sostenida de las molestias urinarias, por lo cual se ha decidido suspenderles el tratamiento. “En estos casos, se lleva una terapia observacional al paciente con chequeos cada mes”, dijo.
El urólogo argentino indicó que es importante realizarle al paciente exámenes clínicos y físicos, que incluya análisis de sangre y orina, tacto rectal y un eco abdominal. Mediante estas pruebas se puede detectar cualquier crecimiento o anomalía de la glándula, lo que permite actuar con prontitud y prevenir síntomas molestos y dolorosos como la micción débil e intermitente, dolor al momento de orinar, retención urinaria, entre otros.
Los fármacos inhibidores de la 5 Alfa Reductasa, limitan la absorción de dihidrosterona, una hormona responsable del crecimiento descontrolado de la próstata.
En este grupo de medicamentos se encuentra dutasteride, la única molécula que inhibe de forma dual la acción de dicha hormona masculina, logrando mayor eficacia en la reducción del tamaño de la glándula y el alivio de los síntomas.
Los resultados del estudio combat, indican que la combinación de dutasteride con fármacos bloqueantes alfa-1 permite a los especialistas tener un mayor control de la enfermedad, deteniendo la progresión de la afección y minimizando los riesgos de retención urinaria. “Además, reduce tres veces el índice de cirugía por complicaciones prostáticas”, afirmó el urólogo argentino.
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